Entiende tu cerebro TDAH
Un cerebro TDAH es un cerebro diferente. Descubre las diferencias químicas, estructurales y de funcionamiento que causan el TDAH.
El cerebro TDAH es un cerebro diferente. Regula la atención, el comportamiento y las emociones de forma distinta a las personas que no tienen esta condición.
No es un cerebro que esté dañado o que sea deficiente. Algunas de estas diferencias, de hecho, traen consigo cualidades que pueden ser beneficiosas en determinadas situaciones. Es más bien un sistema que funciona utilizando sus propias reglas.
En este apartado aprenderemos: en qué consisten las principales diferencias del cerebro TDAH frente a un cerebro neurotípico, las implicaciones que tiene esto en el comportamiento y cómo podemos usar este conocimiento para vivir una vida mejor.
1. Principales diferencias del cerebro TDAH
Los científicos han encontrado diferencias únicas en la estructura, química y redes del cerebro con TDAH. Estas diferencias pueden explicar muchos de los síntomas y desafíos que experimentan las personas con TDAH.
Entenderlas bien nos ayuda a entender y tratar muchos de los síntomas y patrones de comportamiento comunes del TDAH.
Neurotransmisores: dopamina y noradrenalina
Los neurotransmisores son como mensajeros que conectan las regiones del cerebro entre sí, llevando información de unas neuronas a otras.
La dopamina y la noradrenalina juegan un rol clave en el intercambio de información entre las áreas del cerebro relacionadas con la motivación, atención, regulación del estado de ánimo y el control de impulsos, entre otros.
Las personas con TDAH tenemos una deficiencia en la segregación y reabsorción de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina.
Estos desequilibrios pueden afectar a varios mecanismos cerebrales:
- Sistemas de recompensa. Estos sistemas controlan nuestra motivación, liberando dopamina para reforzar comportamientos difíciles que conlleven esfuerzo físico o mental pero que nos ayudan a conseguir objetivos importantes para nosotros. La dopamina hace más llevadera la frustración asociada a cualquier esfuerzo, puesto que nos recompensa cuando avanzamos hacia el objetivo. Nuestros cerebros, al no poder regular correctamente la dopamina, tienden a preferir esfuerzos reducidos con recompensas inmediatas. Además, tenemos menos tolerancia a la frustración, y por tanto mayor tendencia a la procrastinación, desmotivación…
- Funciones ejecutivas: La actividad en la corteza prefrontal se ve limitada en cerebros con TDAH, ya que la dopamina y noradrenalina son responsables de conectar esta área con otras partes del cerebro. Esto ocasiona un menor rendimiento de las funciones ejecutivas (atención, memoria de trabajo, toma de decisiones, organización y planificación de tareas y percepción del tiempo, regulación de emociones… entre otras).
- Control de impulsos. El desequilibrio en las vías dopaminérgicas puede generar síntomas de hiperactividad e impulsividad, incluyendo problemas en la inhibición de impulsos, errores en la planificación del comportamiento, y déficits en el rendimiento de la memoria, las habilidades motrices, y el aprendizaje implícito.
El lóbulo frontal
El TDAH impacta especialmente el lóbulo frontal del cerebro, concretamente la corteza prefrontal. El lóbulo frontal es la región del cerebro encargada de controlar funciones cognitivas como la planificación, la atención, el control de impulsos, la memoria de trabajo, el comportamiento social, la motivación y la toma de decisiones.
En personas con TDAH el lóbulo frontal puede madurar a un ritmo más lento o mostrar actividad y conectividad interrumpidas. En parte porque, como vimos antes, la dopamina es la que lleva información a esas áreas y su actividad se encuentra alterada.
Este fenómeno contribuye a las dificultades experimentadas por las personas con TDAH a la hora de mantener la concentración, planificar actividades y controlar impulsos, lo que llamamos “funciones ejecutivas”.
La red neuronal por defecto
Otra de las diferencias de funcionamiento observadas en cerebros de personas con TDAH es la hiperactivación de la “red neuronal por defecto” (DMN, por sus siglas en inglés).
La DMN es un grupo de regiones cerebrales interconectadas que se activa cuando estamos en reposo y no estamos prestando atención a una tarea específica.
La DMN está relacionada con soñar despierto, pensar en uno mismo, recordar eventos pasados e imaginar futuros. Juega un papel importante en la autoconciencia y la introspección. La DMN también nos ayuda a monitorear nuestro entorno en busca de cambios y estímulos novedosos para que podamos responder adecuadamente a ellos.
Cuando estás haciendo una tarea que requiere enfoque cognitivo y memoria a corto plazo, se activa otra red neuronal que es la red neuronal orientada a tareas (por sus siglas en inglés, TPN). Esta red, hace que tus pensamientos se desvían de tus experiencias internas, y tu atención se enfoque en la tarea que estás haciendo.
En personas con cerebros neurotípicos, la red neuronal por defecto (DMN) se desvanece en segundo plano cuando se activa la red neuronal orientada a tareas (TPN). Sus mentes dejan de divagar y enfocan la atención en la tarea.
Sin embargo, las personas con TDAH tienen problemas para desconectar la DMN cuando necesitan enfocarse en algo. Ambas redes neuronales permanecen activas al mismo tiempo, y esto hace más difícil la tarea de concentrarse y aumenta la probabilidad de que se distraigan. En otras palabras, ambas áreas están más conectadas que en personas que no tienen TDAH.
Esto explica que las personas con TDAH tengan la sensación de tener mentes “hiperactivas”, que parecen “no callarse nunca”. Nuestros cerebros están constantemente recordando y/o creando nuevos pensamientos, y relacionándolos entre ellos. Esto también hace que tengamos mayor capacidad imaginativa, creativa, de pensamiento original y de libre asociación de ideas.
2. ¿Qué causa las diferencias en el cerebro TDAH?
El TDAH es complejo y está causado por un conjunto de factores de riesgo, incluyendo múltiples factores genéticos y ambientales.
Genética
La genética es el factor más fuerte, con investigaciones que muestran que puede explicar del 60% al 90% de los casos.
El componente hereditario de la condición ha sido respaldado por diversos estudios familiares. Por ejemplo, un estudio encontró que más del 25% de los familiares de familias con un niño con TDAH también tenían la condición.
Además, los estudios con gemelos han demostrado que hay aproximadamente un 74% de probabilidad de que ambos gemelos idénticos tengan TDAH si al menos uno de ellos tiene la condición. Finalmente, los niños con TDAH que fueron adoptados tienen más probabilidades de tener TDAH presente en sus familias biológicas que en sus familias adoptivas. Esto podría indicar que el componente genético es más fuerte que cualquier factor ambiental.
Factores ambientales
Aunque se considera que el componente genético es la causa principal del TDAH, se han examinado otros factores ambientales y situacionales como posibles contribuyentes. Por ejemplo, la investigación ha señalado una correlación entre mujeres que fuman y/o consumen alcohol durante el embarazo y el riesgo de que su hijo desarrolle TDAH.
Niveles elevados de plomo en niños en edad preescolar también podría contribuir al desarrollo de la condición. Una lesión cerebral debido a un evento traumático como un accidente cerebrovascular, tumor o golpe en la cabeza también puede producir síntomas de falta de atención e impulsividad similares al TDAH, pero solo un pequeño porcentaje de niños con diagnóstico de TDAH ha sufrido alguna lesión cerebral.
Falsos mitos sobre su orígen
Existen varios mitos sobre los orígenes del TDAH. En décadas pasadas, había una teoría prevalente de que ciertos alimentos y el azúcar podían aumentar el riesgo de desarrollar la condición. Sin embargo, los investigadores dudan que haya alguna conexión entre estas sustancias y el desarrollo de esta condición.
Quizás el mito más común es que el TDAH es causado por una crianza deficiente o un entorno familiar difícil. Aunque factores ambientales como el estilo de crianza y los factores estresantes en la familia pueden influir en la gravedad de los síntomas y el nivel de deterioro, no pueden señalarse como la causa única del TDAH.
También existe la creencia de que el uso excesivo de pantallas sea la causa detrás del TDAH. A día de hoy, no existe evidencia para respaldar una conexión clara de causa y efecto entre el uso intensificado de la tecnología y el TDAH. Sin embargo, sí que está demostrado que su uso excesivo puede dar lugar a síntomas similares de inatención e impulsividad, aunque no causen TDAH por sí solos. Del mismo modo, hay estudios que evidencian que pasar demasiado tiempo delante de las pantallas puede empeorar los síntomas en personas con TDAH.
3. No es un cerebro defectuoso
La investigación muestra que existen diferencias en los cerebros de aquellos diagnosticados con TDAH.
Sin embargo, una diferencia en la estructura y el funcionamiento, no significa que una persona esté defectuosa o sea menos inteligente. De hecho, se ha identificado una tasa elevada de TDAH entre niños y niñas con altas capacidades.
Simplemente se trata de otra forma de funcionamiento, que puede traer consigo tanto aspectos problemáticos (dificultades con hacer tareas, problemas para regular la atención, impulsividad, toma de decisiones, desregulación emocional…), como aspectos beneficiosos (optimismo, creatividad, curiosidad, flexibilidad, rapidez de reacción…).
Entender exactamente cómo funciona tu cerebro TDAH puede ayudarte a manejar mejor los síntomas y encontrar estrategias y herramientas de apoyo para aquellas áreas que te cuestan más.
Y también es clave para aliviar mucha de la culpa y frustración que muchas veces experimentan las personas con TDAH. Sí, hay cosas que te van a costar más o vas a tener que hacer de forma diferente a las personas neurotípicas. Y no es por falta de interés o de esfuerzo, simplemente tienes un cerebro distinto con necesidades distintas.
Última actualización
Enero, 2024